Los termostatos son mucho más importantes de lo que parecen. No son solo un aparato que está colgado en la pared con el que se puede manejar la temperatura, sino que, si se usan bien, pueden ayudar a ahorrar energía y dinero en calefacción.
Dependiendo del tipo de termostato se pueden programar, se pueden manejar a distancia o pueden centrar el calor en una habitación concreta para ahorrar en todas las demás, entre otras funciones.
Están en los aparatos y electrodomésticos que dependen de la temperatura. Funcionan dejando pasar o cortando el flujo de calor que va a los aparatos y electrodomésticos hasta que alcanzan la temperatura indicada. Si está por debajo de esta temperatura, deja pasar el flujo y, si está por debajo de esta temperatura, se abre y deja pasar la sustancia (líquida o gas) caliente.
Actualmente, hay 5 tipos de termostatos. En la siguiente lista se describen desde los más antiguos y menos eficientes hasta los más modernos con la mejor tecnología para hacerlos muy eficientes:
Termostatos analógicos: los termostatos analógicos son los más antiguos y sencillos, por eso son los menos eficientes en comparación con los demás tipos y, por eso, también son los más baratos.
Estos son los termostatos que tienen una rueda que se gira para colocarla en la temperatura deseada y algunos tienen dos ruedas para indicar la temperatura de día y la temperatura de noche.
Su funcionamiento es sencillo:
Los termostatos digitales son termostatos más avanzados que los analógicos. Tienen más precisión al medir la temperatura, también tienen mayor eficiencia energética y son programables para que la calefacción solo funcione a las horas determinadas ahorrando energía y dinero.
Este tipo de termostatos tiene una pantalla digital (de ahí su nombre de termostatos digitales) que muestra varios factores, por ejemplo la temperatura deseada, la temperatura actual de la casa, horas programadas para encenderse y apagarse etcétera.
Por sus características más modernas, mayor precisión y eficacia, calidad y precio asequible, los termostatos digitales son los más vendidos y los más comunes en las casas.
Su funcionamiento es muy parecido al de los termostatos analógicos pero, gracias a que son programables, se puede ahorrar energía y dinero haciendo que se apaguen solos a la hora marcada. Su tecnología más avanzada mide la temperatura de la casa con un termistor, que mide mejor y con más exactitud la temperatura de la casa, haciendo que la diferencia de temperatura entre la casa y la temperatura marcada en el termostato sea de menos de 1ºC, es decir, su precisión es muy alta.
Un termistor es un tipo de resistencia hecha de un material semiconductor que cambia notablemente sus propiedades de resistencia en función de cambios de temperatura. La resistencia del termistor disminuye según aumenta la temperatura, explicado de forma más sencilla, cuando hace más calor el termistor deja pasar la electricidad con más facilidad y cuando hace más frío el termistor no deja pasar la electricidad.
La precisión de los termistores tiene un margen de error de 0'1 o 0'2ºC, que es un margen de error muy pequeño para que tenga mucha precisión.
Los termostatos inalámbricos tienen la gran ventaja de que se pueden cambiar de sitio y ponerlo en diferentes habitaciones de la casa para regular la temperatura en esa habitación si es ahí donde están las personas y las demás habitaciones están vacías.
Funciona con pilas y se comunica con la caldera mandando ondas de radio. Cuando la temperatura baja de la temperatura deseada y marcada en el termostato, este manda una señal a la caldera para que se encienda y, cuando llega a la temperatura deseada manda otra señal a la caldera para indicarle que se apague.
Con este tipo de termostatos hay que tener cuidado con algunos aspectos que pueden confundirlos al medir la temperatura. Si el termostato está cerca de un radiador, cocina, lámparas o cualquier fuente de calor, el termostato registrará una temperatura mucho mayor que la de la habitación y mandará a la caldera la señal para que se apague y al contrario, si está cerca de una ventana, detrás de un mueble, lugar con sombra o cualquier sitio fresco, entenderá que hay que elevar la temperatura y mandará a la caldera la señal de encenderse y trabajar a máxima potencia.
El mejor lugar para colocar un termostato inalámbrico es en un espacio despejado, lejos de cualquier fuente de calor o de frío, incluso lejos del grupo de personas porque los cuerpos también desprenden calor, y a media altura porque el aire caliente tiende a ascender y el aire frío a descender, por eso a media altura es donde el aire está a una temperatura media.
Los termostatos inteligentes con WiFi funciona de la misma forma que los demás termostatos. Mandan una señal a la caldera para encenderla cuando la temperatura está por debajo de la deseada y mandan otra señal para apagarla cuando se llega a esa temperatura.
La diferencia entre este tipo de termostatos y los otros es que este tipo es inteligente y "aprende" los comportamientos familiares y, además de que obedecerá lo que le mandes y pondrá la temperatura que deseas, con el tiempo lo hará por sí mismo sin que tengas que indicárselo. Sabrá a qué horas estáis en casa, cuando no, a qué horas encendéis la calefacción, a qué hora la apagáis, a qué temperatura, diferencias de temperatura si estáis cocinando o si hay ventanas abiertas, y con el tiempo trabajará sin que tengáis que preocuparos por nada, incluso calculará a qué temperatura tiene que ponerse para que estéis a la temperatura que ha aprendido que os gusta (para eso tiene en cuenta las diferencias de temperatura si tenéis fuentes de calor como la cocina o fuentes de frío como las ventanas abiertas). De esta forma, tú y tu familia ahorraréis energía y dinero sin tener que preocuparos por nada.
Además de todo esto, también funciona con WiFi para que puedas controlar la temperatura cómodamente desde el teléfono móvil o desde la Tablet, incluso si estás fuera de casa para que se vaya calentando para que cuando llegues ya esté calentita.
Este es el tipo de termostato más moderno, con las últimas tecnologías y, por eso, es el que más eficiencia tiene del mercado y con el que se ahorra mucho más que con cualquier otro tipo de termostato.
Su nombre le viene porque modulan el funcionamiento y el rendimiento de la caldera, ya que están en contacto en todo momento, recibe señales en tiempo real, haciendo que la caldera varíe la potencia de la llama en la cámara de combustión según la necesidad de cada momento, cuando con los otros termostatos la caldera se enciende y se apaga para calentar y dejar de calentar.
También tienen una sonda exterior que mide la temperatura de la calle para calcular las variaciones de temperatura y predice cómo variará en la casa.
El funcionamiento de los termostatos modulantes es fácil de explicar:
De esta forma, la temperatura de la casa se mantiene prácticamente constante, y se ahorra mucha energía y mucho dinero. Con un termostato modulante la caldera trabaja a baja potencia con picos de mayor potencia, en vez de lo que hacen el resto de termostatos que es apagar y encender la caldera haciéndola funcionar a máxima potencia o estar totalmente apagada. Así, el termostato modulante ahorra todos los picos de encendido y no gasta energía de forma innecesaria porque no trabaja a la máxima potencia, sino a la potencia justa que necesita a cada momento.
A parte de todo lo anterior, otra ventaja de los termostatos modulantes es que, al no forzar la caldera a trabajar a máxima potencia, reduce mucho el riesgo de avería, ahorrando en mantenimiento y alargando la vida de la caldera.
Sabiendo todo lo que se ha explicado en este artículo, hay que plantearse cuál es el mejor termostato para nuestra casa y para nuestra economía.
Primero, hay que tener en cuenta el precio de compra e instalación del termostato, siendo los analógicos los más baratos y los inteligentes, con WiFi y modulantes los más caros. También, hay que pensar que la inversión puede merecer la pena, gastar un poco más en la instalación para pagar menos gas y menos electricidad todos los meses.
Segundo, hay que tener en cuenta el tipo de vivienda y el tamaño, además de si es un piso o tiene varios pisos. Una casa grande necesita más energía para calentarla por lo que es mejor tener un termostato con alta precisión y eficiencia y, quizá, un termostato inalámbrico tendría dificultades para hacer llegar la señal de radio hasta la caldera. Una casa de dos o más pisos tendría los mismos problemas: necesita mucha energía para calentar toda la casa por lo que necesita termostatos precisos y eficientes, y la señal de radio de los inalámbricos puede que no llegue a la caldera desde otros pisos.
Teniendo en cuenta estos factores (precio, instalación, ahorro en gas y electricidad, tipo de casa y tamaño de casa) puedes elegir el termostato más indicado para tu hogar y tu familia. El mejor tipo de termostato es el modulante pero, también, es el más caro. Siempre que se pueda y sea asequible, ese es el termostato más recomendable, seguido del termostato inteligente con WiFi, después el inalámbrico (con las limitaciones de distancia a la caldera), después los más comunes que son los digitales y en último lugar los analógicos con su baja precisión y baja eficiencia.