La calefacción central o calefacción centralizada es un sistema de calefacción colectiva que calienta a la vez todos los radiadores de todas las viviendas y locales de un edificio, todos a las mismas horas y con la misma temperatura (aunque la temperatura no llega por igual de los pisos más bajos a los más altos).
Para saber cómo funciona la calefacción central, es importante saber que el sistema de calefacción central de gas tiene una o unas calderas, normalmente de condensación para necesitar menos energía, en la conocida como "sala de calderas". Los combustibles más comunes usados por las calefacciones centrales son gas natural o gasóleo, siendo el gas natural el más común y extendido por su precio más barato que el gasóleo y por contaminar menos.
El sistema de calefacción central es un circuito que cuenta con bombas de circulación para impulsar el agua caliente (es calefacción central por agua) por todos los radiadores del sistema y, al igual que en las calderas de calefacción individual, el agua retorna a la caldera donde vuelve a ser calentada para volver al ciclo. Y así es como funciona un radiador de calefacción central. Más adelante se verá la forma de regular los radiadores de calefacción.
El sistema de calefacción central está compuesto por un circuito que incluye la caldera, bomba de impulsión, red de distribución (de salida y de retorno) y todos los radiadores del bloque.
En la actualidad, todos los edificios que se construyen con el sistema de calefacción centralizada deben tener caldera de condensación para gastar menos en energía, dinero y contaminar menos, y no otros tipos de calderas de otros combustibles.
El proceso de cómo funciona de la calefacción central es:
La calefacción de gas centralizada calienta por igual todos los radiadores de la red del sistema y, normalmente, todos los vecinos se reparten la factura y pagan lo mismo por el gas que consume el edificio. A veces, esto puede parecer injusto porque unas viviendas consumen más que otras.
En estos casos se puede medir el consumo real de cada vivienda o local gracias a los contadores individuales y repartidores de costes de calefacción.
Estos aparatos se colocan en cada radiador de la vivienda que lo solicita (se paga por unidad instalada y el precio de cada uno está alrededor de 20-30€).
Los contadores individuales de la calefacción centralizada se colocan en los radiadores y tienen dos sensores: uno mide la temperatura del radiador y otro mide la temperatura de la habitación.
Los contadores de los radiadores empiezan a contar el consumo cuando se produce una de estas tres situaciones que les indica que el radiador está calentando:
Según la diferencia de temperatura total entre el radiador y la habitación, el contador individual puede calcular cuánto tiempo ha estado encendido el radiador y a cuánta potencia. Así, puede calcular el gasto real en dinero que esa vivienda o local tendrá que pagar en la siguiente factura. Si las personas que viven en esa vivienda pagan solo lo que han consumido o si la factura la pagan por igual todos los vecinos dependerá del tipo de acuerdo que tengan en el edificio, y siempre se puede debatir sobre cambiarlo en una reunión de vecinos.
Para reducir tu consumo en energía (y ahorrar dinero) si tienes calefacción central, si no vas a estar en casa o si los contadores individuales indican que ya has gastado demasiado, puedes regular o cortar el consumo de gas.
Los radiadores deben tener una válvula arriba o abajo con la que se puede dejar entrar más agua, menos agua o no dejar entrar nada, para apagar los radiadores que no necesitas y ahorrar dinero y energía. En algunos radiadores se puede elegir la potencia, así se pueden regular los radiadores de la calefacción centralizada para gastar más o menos energía y dinero.
Por ejemplo, puedes cerrar la válvula de los radiadores de las habitaciones donde no va a entrar nadie o cerrar todas las válvulas de todos los radiadores de casa si vas a salir o si te vas unos días de viaje.